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Matanza y ametrallamiento de estudiantes frente al Palacio Nacional: Crímenes cometidos durante el Gobierno de García Godoy, 1965-1966

Durante el Gobierno de García Godoy, 1965-1966, se produjeron dos asesinatos de estudiantes frente al Palacio Nacional

Por:    Alejandro Paulino Ramos

Ametrallamiento del 27 de septiembre de 1965: la muerte de Tirado Calcaño

Después de largas negociaciones que pusieron fin al conflicto armado que se había iniciado el 24 de abril de 1965, los grupos enfrentados en la contienda cívico-militar accedieron al establecimiento del gobierno provisional del doctor Héctor García Godoy. Este gobierno de transición, instaurado el 3 de septiembre, finalizó once meses después, el 1 de julio de 1966 con la juramentación del doctor Joaquín Balaguer como presidente de la República.

Durante el período de gobierno de García Godoy sucedieron hechos de sangre que marcaron la transición de la guerra a un gobierno civil, entre ellos el ataque al Hotel Matún, de la ciudad de Santiago, las muertes de muchos combatientes que habían formado parte de los comandos constitucionalistas y el ametrallamiento de estudiantes frente al Palacio Nacional, los días 27 de septiembre de 1965 y 9 de febrero de 1966.  

“ESTUDIANTES MONTAN PIQUETE; UNO MUERE DE UN BALAZO: El joven estudiante fue muerto a tiros por uno de los guardias del Palacio Nacional, mientras otros dos o trescientos de sus compañeros exigían el abandono de los locales escolares ocupados por la Fuerza Interamericana de Paz. El lamentable incidente se produjo minutos después que una comisión de cuatro estudiantes fue conducida al interior de la casa de gobierno para ser recibida por el Presidente Provisional, en la mañana de hoy”.

“El estudiante muerto Pedro Tirado Calcaño del Liceo Unión Panamericana, era parte de un grupo que en presencia de varios periodistas extranjeros estuvo lanzando consignas de “Fuera los Yanquis de Quisqueya” y otros afines. Algunos oficiales de la guardia presidencial ordenaron al grupo de manifestantes retirarse de la puerta que da acceso al Palacio Nacional por la calle Pedro Henríquez Ureña. Al desplazarse en dirección de la Doctor Delgado, en tanto repetían las consignas acompañadas de voces como: “Asesinos…genocidas…etc.” Los militares les exigían retirarse de las verjas. El autor del disparo, quien portaba un fusil Máuser, no pudo ser identificado, no obstante habérselo solicitado a uno de los oficiales. El estudiante fue recogido  por varios de sus compañeros en interés de trasladarle al más próximo centro médico, resultando inútil ese esfuerzo. El cadáver del joven Calcaño, que presentaba una herida de bala con orificio de entrada por la espalda, fue llevado a la morgue de la Clínica Internacional en donde fue examinado por los médicos destacados allí. El autor de la muerte del estudiante dijo a un oficial  que le interrogó al respecto: “lo hice porque me estaba agitando”. El lamentable hecho de sangre fue reseñado por la revista “Ahora!” del 3 de octubre de 1965 y en sus páginas aparecieron las primeras fotos del alevoso crimen. También el periódico “New York Post”, cuyos periodistas estuvieron cubriendo la protesta, trajo imágenes en la que se ve el policía disparando mientras el joven con sus manos levantada y de espalda va cayendo herido de muerte en medio de sus compañeros escolares.

Ametrallamiento a estudiantes frente al Palacio Nacional, 9 de febrero 1966

En medio de la crisis político-militar que afectaba el país desde finales de 1965, el gobierno provisional de Héctor García Godoy, asesorado por la Organización de Estados Americanos, preparaba las elecciones de Junio de 1966 y hacia esfuerzo para someter a la obediencia a los militares que estuvieron implicados en la guerra de Abril. Terminado el conflicto cívico-militar, oficiales vinculados a Rivera Caminero y Elías Wessin y Wessin iniciaron una cacería  contra los soldados de la Brigada Mixta Gregorio Luperón, formada con los militares constitucionalistas.

Desde antes de finalizar 1965, los universitarios de la UASD reclamaban al gobierno provisional la entrega de la asignación presupuestal correspondiente al pago de  los salarios y recursos para iniciar el semestre en 1966. Como los reclamos no eran satisfechos, la Federación de Estudiantes Dominicanos  y estudiantes de las escuelas públicas desarrollaron un plan de lucha para obtener los recursos necesarios.

En la Universidad se vivía con intensidad el Movimiento Renovador,  proyecto académico que buscaba convertir la institución en un centro  democrático que facilitara el ingreso de los jóvenes estudiantes. Contrario a ese movimiento, las autoridades encabezadas por el doctor Tomas Mejía Feliz, hacían esfuerzos para mantener el control de la alta casa de estudio, pero su influencia había llegado a su fin.

En la Universidad existían dos consejos universitarios: uno vinculado a intereses de “derecha”  y otro Provisional relacionado con el Movimiento Renovador. El 2 de febrero de 1966  miembros del Consejo Provisional fueron llevados a la justicia acusados de usurpadores, mientras los estudiantes reclamaban en las calles que el Presidente García Godoy accediera al reclamo presupuestal.

El 9 de febrero en la mañana los estudiantes marcharon al Palacio Nacional acompañando una comisión de la Federación de Estudiantes Dominicanos integrada por Amín Abel, Diomedes Mercedes, Luis E. Brea, Jimmy Sierra, Gustavo González, Héctor Florentino, José Sosa, Carlos Dore Cabral, y Romeo Llinas, además de Juan B. Rodríguez y Pedro Díaz de la Unión de Estudiantes Revolucionario, Juan Barón Fajardo, Jacobo Valdez y Miguel Gómez de la Juventud Revolucionaria Cristiana, el Nuncio Apostólico Emmanuelle Clarizio y el sacerdote Sergio Figueredo, con la intención de reunirse en Palacio con el Presidente Provisional. Recibidos por el Secretario de la Presidencia fueron informados de que el encuentro sería en horas de la tarde.

Al salir la comisión del Palacio a las diez de la mañana y cuando Romeo Llinas se  dirigía a los estudiantes para explicar lo que estaba sucediendo en relación a la entrevista con el presidente, se inició el ametrallamiento.  Miembros de la Policía y militares dispararon ráfagas y bombas lacrimógenas, con un saldo de tres estudiantes muertos y 40 heridos de balas. Otros tres y decenas de heridos murieron ese día en las calles de la ciudad en disturbios posteriores al acontecimiento.

Los muertos fueron Amelia Ricart Calventi, Antonio Santos Ramírez, Luis Jiménez Mella, y Miguel Tolentino y entre los heridos se encontraron Josefa de la Rosa, Fortune Modesto Valerio, Adrián de Jesús, Antonio Pérez Méndez, Brunilda Amaralt, Modesto Guzmán, Freddy Cruz, Patricio Concepción, Juan Castillo, y Bienvenido Rivera.

El hecho provocó  protestas en los barrios y el inicio de una huelga en la que se pedía la destitución del jefe de la policía y de los  militares responsables, así como la salida de las tropas norteamericanas del país. En el sector Villa Francisca murió el primo del Coronel Caamaño, Ricardo Caamaño Tejada. En otros sectores murieron tres policías, mientras soldados de la Fuerza Interamericana de Paz participaban en la represión del movimiento de protesta.

El país paralizado, obligó al presidente Godoy, el 10 de febrero, a movilizar tropas militares, destituir al jefe de la Policía y nombrar en su lugar a Manuel de Jesús Morillo López. Como Ministro de  las Fuerzas Armadas fue designado Enrique Pérez y Pérez. Ese día García Godoy visitó el campamento 27 de Febrero y se reunió con los militares constitucionalistas.

La paralización general fue convocada por un comité de huelga encabezado por Miguel de Soto, Pedro Julio Evangelista, Alfredo White, G. Ventura Decena y Enrique D’orville, además de las organizaciones sindicales FOUPSA, FENATRAICA, FENEPIA Y LA FED. 

En los días de la huelga, el Departamento de Estado, el Papa Paulo VI, y la OEA externaron preocupación y exigieron respeto a los derechos humanos, pues murieron otras 12 personas y  32 resultaron heridos, entre ellos 8 militares de las FIP. La protesta fue apoyada por el Profesor Bosch quien, en alocución del día 13, expresó que el ametrallamiento del día 9 había acabado con la paciencia del pueblo; pero aclaró  que la huelga no era para derrocar el gobierno, sino para reclamar la sumisión de los militares al poder civil, y exigir castigos para los responsables del ametrallamiento. La huelga finalizó el 17 de febrero, obteniendo los universitarios algunas de las conquistas exigidas.

Joaquín Balaguer, que había regresado al país, se opuso a la huelga y el día 21 acusó a Bosch de subversivo.  En discurso, el político reformista criticó los partidos que según él, juegan a la subversión, a la intriga política, preparan huelgas, fomentan el golpe de Estado y apelan al terrorismo para llegar al poder.

Terminado el conflicto y luego de la salida del país de los soldados constitucionalistas y oficiales que les enfrentaron, el gobierno de García Godoy se concentró en la organización de las elecciones de 1966, las que fueron  ganadas fraudulentamente por el Partido Reformista, dando inicio a los 12 Años de Balaguer.

*Las fotos pertenecen a la colección de Milvio B. Pérez, del Archivo General de la Nación

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