Ahorre 10% en su primera compra! Adquiera nuestros libros con 10% de descuento!
OLYMPUS DIGITAL CAMERA

2024: Centenario de la desocupación militar americana y la Comisión Nacionalista en Exterior

Por: Alejandro Paulino Ramos

El 24 de julio del 2024 se cumplen cien años de la desocupación militar americana del territorio dominicano. Estados Unidos gobernó a Santo Domingo desde el 29 de noviembre de 1916 y por ocho años. La soberanía e independencia de República Dominicana se recobró gracias a las acciones del movimiento nacionalista tanto dentro como fuera del país, por el apoyo de Latinoamérica a la causa dominicana y por la situación política interna de los Estados Unidos, centrada en las elecciones generales de 1921, en la que Warren G. Harding fue electo presidente.

La Ocupación militar de Santo Domingo

El 29 de noviembre de 1916, los Estados Unidos ocuparon militarmente a la República Dominicana. Antes, en 1915, Haití también había sido intervenida por la poderosa nación norteamericana (1915-1934). En el marco de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), estas dos repúblicas, que enclavadas en el centro de la región del Caribe comparten la isla de Santo Domingo, fueron víctimas de los intereses geopolíticos que acompañaron la gran guerra europea.

En el caso de Santo Domingo, fueron diversas las acciones y mecanismos para reclamar la retirada de las tropas norteamericanas del territorio dominicano. Como parte de la resistencia se organizaron asociaciones, las protestas contaron con apoyo importante de la población, hubo intento de resistencia armada en la región Este del país, y se constituyó una comisión para  gestionar en el extranjero el fin de la ocupación militar extranjera.

Soldados norteamericanos entrando a la ciudad de Santo Domingo

La Comisión Nacionalista en el Exterior

Aprovechando la terminación del conflicto bélico mundial y las negociaciones realizadas en el palacio de Versalles, Francisco Henríquez y Carvajal, que había sido el presidente dominicano depuesto en 1916, viajó a Paris en gestiones nacionalistas.

Desde París,  Henríquez y Carvajal se trasladó a New York y Washington donde constituyó en 1919 la Comisión Nacionalista Dominicana,[i] y en septiembre de ese año comenzaron a dejarse sentir las actividades en pro de la desocupación, realizando conferencias y reuniones con funcionarios del Departamento de Estado, quienes se negaban a reconocerle a Carvajal la condición de presidente de jure. En esa visita a Washington, y a través de un memorándum, los miembros de la Comisión Nacionalista propusieron al gobierno norteamericano la desocupación gradual con la cooperación de los dominicanos, que se suprimiera la ley militar, restauraran las libertades civiles y políticas, se suprimieran la censura a la prensa y la justicia prebostal, y creara además, una Comisión Consultiva.[ii]

La Junta Consultiva sugerida por la Comisión Nacionalista al Departamento de Estado en 1919, se entendía como un paso previo para preparar la desocupación militar de Santo Domingo, asesorando al gobierno militar en la elaboración de un conjunto de reformas políticas y administrativa. “Los miembros de la Comisión dominicana, en todas las gestiones que realicen, harán constar de manera expresa que ninguno de los que actúan aspira a presidir un gobierno Provisional” y las “gestiones deben encaminarse, en todo, caso, a que el estado de sitio a que está sometido el pueblo dominicano (…) facilite el gradual y progresivo restablecimiento del gobierno propio en la República Dominicana”. La Junta debía asesorar al gobierno militar en los aspectos relacionados con la base jurídica para las reformas económicas, sociales y administrativas de la República Dominicana.[iii]

Embarcación norteamericana en la costa dominicana

La solidaridad que estaban recibiendo los dominicanos de los gobiernos latinoamericanos, hizo que el gobierno americano aceptara a la Comisión Nacionalista como representación legitima del interés dominicano, accediendo a la propuesta para crear la referida Comisión Consultiva, pero sin señalarle específicamente sus funciones, lo que dificultó su accionar. Mientras tanto en el país, el gobierno militar de ocupación, sin tomar en cuenta los acuerdos que se estaban generando en Washington, creó de manera unilateral la referida Junta Consultiva de representativos, integrada por dirigentes importantes de los antiguos partidos caudillistas, los que tiempo después al sentirse marginado e ignorado por el gobierno militar terminaron renunciando a la misma. En 1921 el gobernador militar volvió a formar, con el rechazo de la Unión Nacional Dominicana, la Junta Consultiva cuyos miembros percibían la posibilidad de elecciones y se preparaban para reiniciar sus actividades políticas, amparados en sus relaciones con la potencia del norte.

Pero el trabajo que se realizaba en los Estados Unidos y en los países sudamericanos, resultaba ineficiente sin la activación del movimiento nacionalista en el territorio dominicano. La labor de la Comisión Nacionalista requería de la unidad de los dominicanos, como lo deja entrever Federico Velázquez en carta al poeta Osvaldo Bazil, cuando le dijo:

“Entiendo que es preciso hacer antes en el nuestro una labor de unificación de todos sus principales elementos, convergente al mismo propósito y teniendo en miras los mismos ideales de patria (pero), precisa desterrar todavía de la mente de los suspicaces las ideas de partidarismo que aún prevalecen. Nuestro medio está todavía muy enfermo: aún se respira política rastrera y se tiende a buscar posiciones, como si la ocupación militar le pudiera dar ventajas políticas a los criollos”.[iv]

Solidaridad latinoamericana con los dominicanos

La Comisión Nacionalista en el exterior tenía aprensión sobre lo que pasaba en la República Dominicana, como lo dejó establecido Tulio Cestero en 1919:

“A mi juicio, —dice él—, nuestra gestión sufre de falta de coordinación orgánica y del visible apoyo del pueblo dominicano. Concretar la una y evidenciar el otro debe ser, pues, iniciativa de realización inminente. Para ello sugiero: Una Junta suprema de doce miembros, uno por cada provincia que delegará en un comité de tres miembros residentes en la capital, una delegación en Washington, unipersonal o tripartita, una delegación de una o dos personas para establecer desde México hasta la Argentina y Chile, comités pro Santo Domingo, recaudadores de fondos, directores de campañas locales que asumirán el trabajo de organización total en cada nación, una delegación personal en Cuba con jurisdicción sobre Puerto Rico”.[v]

Protesta nacionalista en el Parque Colón

Como respuesta a la necesidad de compactar el nacionalismo y actuar en la búsqueda de la desocupación, fue creada la Unión Nacional Dominicana, dando inicio a las protestas y el apoyo a las gestiones que se realizaban en el exterior. En noviembre del mismo año, Francisco Prats-Ramírez, uno de los líderes de El Paladión, hizo un llamado a la lucha por la desocupación explicando las razones de la inactividad anterior a esa fecha:

“Hace 4 años que la República Dominicana está bajo un Gobierno Militar impuesto por los Estados Unidos de América. El ideal de independencia no ha abandonado un momento el corazón de los dominicanos; el deseo de reconquistar su libertad política siempre ha sido una idea fija en el cerebro del pueblo que nunca ha desoído los reclamos hechos por la necesidad de la Soberanía. Circunstancias dolorosas del momento, habían impedido trabajar por nuestra restauración como ella merece; no permitían que nuestra energía se centuplicara para hacer de cada ciudadano un gigante en la lucha por el supremo ideal. El momento ha llegado”.[vi]

Asociaciones contra la ocupación militar

A partir de 1920 en el país se organizaron protestas contra la presencia extranjera, y recaudaron los recursos económicos necesarios para la labor que tendrían que desarrollar los nacionalistas en el exterior. En ese camino, la jornada nacional más importante de las organizaciones que actuaban en el país, fue la Semana Patriótica, organizada a mediados de junio de 1920, y encabezada por las Juntas Nacionalistas, la Unión Nacionalista Dominicana, el periodismo nacional, El Paladión y otras organizaciones. La protesta, en la que se destacaron principalmente las mujeres nacionalistas, concluyó en emotiva reunión masiva frente al Altar de la Patria y con la recaudación de una importante cantidad de dinero, enviado de inmediato a los miembros de la Comisión Nacionalista en el exterior.[vii]

Por otro lado, las elecciones para elegir un nuevo presidente de los Estados Unidos apuntaba al triunfo de los republicanos sobre los demócratas y la inevitable sustitución del presidente Woodrow Wilson por el republicano Warren G. Harding, quien criticó y utilizó ventajosamente los errores cometidos por el Presidente en la forma que su gobierno había auspiciado y mantenido la dictadura militar extranjera en la República Dominicana. La posición de Wilson en el marco del fin de la Primera Guerra Mundial fue aprovechada por los nacionalistas dominicanos utilizándola como “arma electoral” y observando la necesidad de provocar en el presidente su interés por demostrar con el caso dominicano “la sinceridad de su política en Europa”.[viii]

El movimiento impulsado por las agrupaciones nacionalistas dominicanas, los contactos y la campaña de denuncia que promovía la Comisión Nacionalista en el Exterior, la aprensión sentida por los pueblos de América Latina, que temeroso pensaban que ellos podían correr la misma suerte que la República Dominicana y Haití, lo que motivaba mayores niveles de apoyo a la causa dominicana, propiciaron significativos cambios en la política exterior de los Estados Unidos. La cuestión, dice Juan Isidro Jimenes Grullón, “fue así adquiriendo un marcado carácter internacional. No se trataba de un asunto que concernía exclusivamente a los Estados Unidos y al país invadido, sino a todo el Continente Americano integrado por numerosas naciones débiles que veían en aquel gesto de Washington amenazas para su propia existencia”.[ix]

En ese sentido, el doctor Francisco Henríquez y Carvajal comunicó a Tulio M. Cestero, quien se encontraba en los Estados Unidos dirigiendo los trabajos a favor de la desocupación, sus orientaciones en relación a la América Latina:

“Se resolvió que Federico pase a la Habana y mantenga el más íntimo contacto con Fosalba, y con los cubanos representativos y los representantes de la América Latina el ambiente de opinión favorable a nuestra causa. Y a principio también ha sido resuelto el envío de las comisiones dominicanas que deben recorrer la América Latina para explicar de viva voz y por la prensa, la excepcional situación creada a la República Dominicana y a su pueblo”.[x]

El Coronel Joseph Pendleton y varios de los oficiales norteamericanos que dirigieron la ocupación de

Por esa razón, los nacionalistas dominicanos dieron especial interés a la campaña internacional contra la ocupación, entendiendo como fundamental el apoyo de las repúblicas hispanoamericanas y solicitándole que interpusieran sus buenos oficios ante Washington.[xi] Con ese objetivo, miembros de la Comisión Nacionalista visitaron varios países, entre ellos Brasil, Uruguay, Argentina, Paraguay, Chile, Perú y Paraguay,[xii] recibiendo un contundente apoyo de la Academia Colombina, la que vio como un “agravio para el pueblo dominicano, sino para las Repúblicas latinas, para el mundo civilizado entero, para el honor del pueblo norteamericano, y muy especialmente para la institución creada con el objeto de patrocinar el derecho y el ejercicio pacifico de la vida internacional en Hispanoamérica”.[xiii]

La Comisión Nacionalista en los Estados Unidos

En los Estados Unidos, la Comisión Nacionalistas barajó varios planes, entre ellos el de llevar el caso dominicano ante el Tribunal Supremo Norteamericano, lo que fue descartado por recomendación de un abogado norteamericano amigo de la causa dominicana.  El abogado recomendó en cambio abandonar ese propósito y aprovechar la coyuntura electoral norteamericana: “Las elecciones presidenciales se acercan rápidamente. Serán el 2 de noviembre próximo, la perspectiva de que un presidente republicano será elegido. En cualquier caso, habrá un nuevo presidente. El nuevo presidente tomará posesión el día 4 de marzo de 1921. Este nuevo presidente seguirá o no el programa del presidente Wilson. Si al nuevo presidente se le presentan las debidas explicaciones sobre el asunto, el hará sin duda su propia investigación sobre la situación y si lo creyere necesario, no titubearía un momento en deshacer o anular todo lo hecho por el presidente Wilson. El consejo, por tanto, es no hacer gestiones de ninguna clase sobre el asunto, hasta que el nuevo presidente haya sido elegido”.

El abogado a quien se le hizo la consulta recomendó además que un comité de ciudadanos representativos, hiciera una visita al presidente electo dentro de las fechas de su elección y la de su toma de posesión, para plantearle el problema de la desocupación, además de que se hiciera un resumen concreto del caso para él entregarlo al presidente electo. 

Como estaba previsto, la coyuntura fue favorable al interés dominicano y cuando en los Estados Unidos se inició la campaña electoral, los oradores contrarios al presidente Wilson atacaron su política exterior, apoyándose en la situación de Santo Domingo. El candidato republicano hizo declaraciones contra la injerencia de los Estados Unidos en los asuntos internos de las pequeñas Repúblicas del hemisferio occidental.  

Las gestiones de los amigos del pueblo dominicano en los Estados Unidos, también resultaron provechosas. La prensa americana, como lo explicó Fabio Fiallo en su libro sobre la Comisión Nacionalista en Washington, prestó atención a la situación dominicana. Entre los más destacados ayudando a los dominicanos se encontraba: “el honorable Horace Knowles, ex Ministro de los Estados Unidos en Santo Domingo, y el cuerpo de redacción del vibrante semanario “The Nation”, con su director A. Greuning a la cabeza, empezaron a mover la opinión pública norteamericana, y dieron pábulo a violentas censuras dirigidas contra el presidente Wilson, por los órganos de la oposición republicana.

Como resultado de esta labor, que culminó en la primera moción de investigación sobre el caso dominicano presentada en el Congreso por el Representante Robinson, y también quizás, por efecto de las amistosas representaciones de la Cancillería uruguaya, se invitó por fin al Dr. Henríquez a concurrir al Departamento de Estado para exponer las quejas y aspiraciones de nuestro pueblo encadenado”.        

La campaña provocó que, en diciembre de 1921, el Congreso de los Estados Unidos, designara una comisión para que investigara las denuncias en torno a la Ocupación Militar de la República Dominicana y la República de Haití.

Protesta nacionalista en la revista Renacimiento, 1920

Por otro lado, no queremos dejar de destacar el esfuerzo realizado a favor de la desocupación hecho por dominicanos residentes en los Estados Unidos, los que formaron en la ciudad de Nueva York, el 26 de noviembre de 1919, el Comité de Damas pro Santo Domingo, con el propósito de hacer propaganda por todos los pueblos de América y de Europa por la restauración política de la Republica Dominicana.

Además, resultó significativa las gestiones realizadas por el dirigente obrero Eugenio Kunhardt, quien se encontraba en New York y participaba en la Pan American Labor Conference, del 7 de julio de 1919, conferencia que solicitó al Congreso la investigación sobre los hechos denunciados en un largo informe sobre la situación dominicana y la Ocupación Militar. 

El final de la ocupación militar americana

La campaña de solidaridad con el pueblo dominicano, la presencia de la Delegación del Congreso de los Estados Unidos en territorio dominicano y las iniciativas de los países latinoamericanos ante el Departamento de Estado de los Estados Unidos, así como la derrota del candidato demócrata y la llegada del republicano Warren Harding a la Casa Blanca, enlazado con las protestas de los dominicanos en su afán de restablecer la independencia y soberanía del país, van a incidir para que los gobiernos de los Estados Unidos tomaran importantes decisiones sobre el futuro dominicano, siendo las más importantes de ellas: 1) el Plan Wilson, del 24 de diciembre de 1920, en el que se nombraba una Junta consultiva, se proponía la reforma a la Constitución, votaría una nueva ley electoral y celebrar elecciones organizadas por el Gobierno Militar.

Portada del libro sobre la Comisión Nacionalista de Alejandro Paulino Ramos

2) El Plan Harding del 14 de junio de 1921, establecía la convocatoria a elecciones para elegir a los miembros del Congreso, mientras el gobernador militar, fungiendo como jefe del Poder Ejecutivo nombraría plenipotenciarios dominicanos para firmar el tratado de evacuación, contentivo de medidas jurídicas y económicas que lesionaban los intereses de la República Dominicana y por último, 3) El Plan Hughes-Peynado, publicado el 13 de septiembre de 1922, referido a la instalación de un gobierno provisional que organizaría las elecciones, daría pasos para un nuevo Congreso Nacional, cuya primera función sería la reforma a la Constitución y ratificaría las órdenes ejecutivas evacuadas por el Gobierno Militar, garantizando los bienes y derechos de los sectores económicos que habían sido beneficiados por el Gobierno Militar, además de mantener vigente la Convención Dominico-Americana de 1907.

Con la firma de este entendido de evacuación, se puede decir, que comenzó el fin de la restauración de la República Dominicana, lo que se logró definitivamente el 24 de julio de 1924, con el comienzo de la salida de las tropas norteamericanas.


NOTAS BIBLIOGRAFICAS

[i] M. Henríquez Ureña, Obra y apuntes, p. 251.

[ii] L. F. Mejía, De Lilís a Trujillo, p. 166

[iii] Resumen de la reunión del 6 de agosto de 1919. Papeles 1919-1920, T. I., Santo Domingo, Biblioteca Pedro Mir, UASD, Archivo de Tulio M. Cestero. Fondo Antiguo.

[iv] Carta de Federico Velásquez a Osvaldo Bazil del 8 de agosto de 1919, Biblioteca Pedro Mir, UASD.

[v] Carta de Tulio M. Cestero a Francisco Henríquez y Carvajal, Washington, 3 de octubre de 1919. Biblioteca Pedro Mir, UASD.

 

[vii] “Esa resistencia no se mostró solamente en el plano de las costumbres, tuvo también un sentido político”,  J. I. Jimenes Grullón, La República Dominicana (análisis de su pasado y su presente), p. 137.

[viii] Carta de Tulio M. Cestero a Federico Velásquez H., del 8 de marzo de 1919. Biblioteca Pedro Mir, UASD.

[ix] J. I. Jimenes Grullón, La República Dominicana: análisis del su pasado y su presente. p.140.

[x] Carta de Francisco Henríquez y Carvajal a Tulio Cestero, La Habana, 13 de octubre de 1920. Biblioteca Pedro Mir, UASD.

[xi] Américo Lugo. Discurso ante la oficialidad del buque argentino 9 de julio, del 15 de enero de 1920. En: R. D. Herrera, Américo Lugo en Patria: selección, p. 242.

[xii] M. Henríquez Ureña, Obra y apuntes. Vol. VII, p. 271.

[xiii] Américo Lugo. “Discurso ante la oficialidad del buque argentino 9 de julio, 15 de enero de 1920. En: R. D. Herrera, Américo Lugo en Patria: selección, p. 238.

Loading