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Golpe de Estado contra Domingo Moreno Jimenes, sumo pontífice del Postumismo

Por: Alejandro Paulino Ramos

El 15 de diciembre de 1934, cuando todavía la dictadura no había logrado controlar por completo a la intelectualidad dominicana,  un grupo de selectos escritores y poetas  de la clase media  se reunió para transformar el Movimiento Postumista en una simple capilla, en un club cultural,  y   despojar a su  máximo ideólogo y guía  del cetro  de Sumo Pontífice. Se llegó a decir, y se puso en boca de uno de los principales del postumismo, Rafael  Augusto Zorrilla, que Moreno Jimenes iba a ser excomulgado, lo que llevó al director de la revista Bahoruco a escribir sobre el poeta:

 “Aunque se reúna toda la crítica del mundo y lo excomulgue él no se siente tambalear.  Todos pueden anatematizarlo. El cree en si mismo con la fe del carbonero que es la que levanta montañas.  Los demás aunque unánimes, son los que están equivocados. Y esta actitud suya es profundamente sincera.”

Domingo Moreno Jimenes en los primeros años de la dictadura de Trujillo

Poetas contra el padre del movimiento postumista

 Una amplia conspiración se gestaba desde el Llano (así llamaban a la zona colonial, Ciudad Nueva y Gazcue) y desde la misma Colina contra Moreno Jimenes. La reunión donde se ejecutó el golpe de Estado  fue convocada y sólo faltaron en el encuentro celebrado en la Colina Sacra (local del postumismo ubicado en la parte alta de la residencia de Rafael Augusto Zorrilla, José Martí número 74),  Moreno Jimenes y Andrés Avelino, y aunque ambos fueron exaltados como símbolos del movimiento,  algunos entendieron  que con  este golpe de Estado el postumismo estaba llegando a su fin.

En aquella mañana de diciembre de 1934,  del domingo en que se ejecutó la asonada, muy pocos se quedaron en sus residencias. Concurrieron, leyeron versos para demostrar que ellos también eran “postumistas”, y al final levantaron sus manos: el despojo estaba consumado, aunque no todos estuvieron  de acuerdo con la conspiración. Allí estaban presentes: Delia Weber, Manuela Jiménez, Livia Veloz, Orfelina y Selmina Vicens, y Amada Nivar de Pittaluga.

Entre los hombres se encontraban: Rafael Américo Henríquez, Rafael Andrés Brenes, Valentín Giró, Rafael Augusto Zorrilla, Luis H. Valdez, Ligio Vizardi, Eurípides Pérez Alfonseca, Pedro Landestoy, Horacio Read, Surcar Méndez, Jesús María Troncoso, Pedro Troncoso Sánchez, Julio César Castro, Dantón  Rodríguez, Arístides Pino, R. Pérez Ortiz, Manuel A. Amiama, Gregorio González, Juan Bautista Pittaluga, Manuel Llanes Garrido, Pedro R. Contín, y Ramón Suriñach.

Rafael Zorrilla designado Sumo Pontifice del Postumismo

Fue electo por gran mayoría  Sumo Pontífice del postumismo, para el período 1934-35, el poeta Rafael Augusto Zorrilla.

Cuando el período para el que Zorrilla fue electo llegaba a su fin, en Bahoruco apareció el siguiente comentario: “Hay quienes dicen que Zorrilla no entrega la tiara, en diciembre, argumentando que si Moreno tuvo doce años la sartén por el mango, por qué él la va a dejar a los doce meses. Además que la Capilla ha prosperado mucho bajo su mandato.”

En los primeros años de la dictadura,  los poetas y escritores se encontraban parcelados en varias organizaciones culturales, siendo las de más prestigio El Paladión, Plus Ultra y el Postumismo, y las mujeres se encontraban organizadas en el Club Nosotras y durante la dictadura de Trujillo, en Acción Feminista Dominicana.

Homenaje al padre del Postumismo en 1934

Plus Ultra y Paladión se fusionaron en Acción Cultural, y las mujeres intentaron darle vida a la Acción Femenista, mientras que el postumismo quedó reservado casi exclusivamente para los poetas;  pero la mayoría de ellos, aunque decían admirar y seguir el postumismo rechazaban a su máximo fundador.

Estaban de modas en aquellos días los Conchoprimistas, casi-escuela literaria liderada por Juan Bosch quien había irrumpido en el ambiente literario a partir de 1931;  en las tertulias se encasillaban todos los escritores, a partir de sus condiciones sociales,  entre los del Llano y los de la Colina.

Esto era así, debido a que los del Llano residían en la zona colonial, Gazcue y Ciudad Nueva,  sectores que eran entonces de clase media y rica, mientras que el vulgo vivía en la parte alta de la ciudad, especialmente en la barriada de Villa Francisca donde tuvieron siempre los postumistas  su  local  de la “Colina Sacra”.

Rafael Augusto Zorrilla uno de los principales poetas del Movimiento Postumista

Juan ¨Bosch y Andrés Avelino rechazaron dirección de la Colina Sacra

En 1935 los escritores y poetas del Llano  barajaron algunos nombres para sustituir al Sumo Pontífice Rafael Augusto Zorrilla. “Unos hablan de Andrés Avelino, otros de Juan Bosch, que en este caso asaltaría la Colina con su falange de Conchoprimistas.”

Juan Bosch rechazó la propuesta y escribió una aclaratoria donde expuso su punto de vista sobre el particular:

“Si yo, como un perfecto intruso, tomara por asalto la sacratísima colina. Ahora bien, como el postumismo me ha interesado vivamente,  hasta hacerme perder el sueño muchas veces, me creo autorizado para dar mi opinión en este enredo que los colinianos se traen ahora. Pienso que bien le vendría la tiara a Avelino, puesto que él es, del triunvirato fundador (Moreno, Zorrilla y Andrés Avelino), el único que hasta ahora no ha manejado la sartén (…).  Si Avelino, como lo supongo, pues que está dotado de bastante equilibrio, no aceptara su nominación, estoy entonces con los poetas del Llano que pretenden llevar a Moreno Jimenes otra vez al gran sacerdocio.”

Andrés Avelino también rechazó la propuesta y un poco amargado de la situación que se estaba dando en el Movimiento, aclaró su posición definitiva:

“Declino a priori e irrevocablemente tal distinción que no he anhelado nunca por ser contraria a mi modo de pensar, a mi actuación en el arte, en las ciencias y en la vida. (…). Los cultivadores de la belleza relativa pueden seguir su campaña de pontificados, que no me inquieta. Sólo deseo que se me deje seguir al margen de la política literaria dominicana.”

Andrés Avelino, junto a Moreno Jimenes y Rafael A. Zorrilla, se le tiene como uno de los principales del postumismo

En la sustitución de Domingo Moreno Jimenes en 1934,  como Sumo Pontífice del Postumismo, se esgrimió como excusa mezquina, que este había prolongado su liderazgo desde 1917 hasta 1934, pero lo que tal vez no se percibió fue la sorda “lucha de clases” que envolvió el golpe de Estado literario; de los tres primeros fundadores,  Andrés Avelino, graduado ya de Maestro Normal, había sido profesor de la Universidad de Santo Domingo, Moreno Jimenes también era Maestro Normal y había sido profesor de la Universidad Popular y Libre del Cibao, un proyecto político educativo dirigido por Juan Isidro Jimenes Grullón,  mientras que Rafael Augusto Zorrilla era propietario de una fábrica de blocks y mosaicos, y otro que los había acompañado desde principio de los años veinte, Andrés Brenes, era abogado; pero el más indigente de todos lo era Jimenes.

Moreno Jimenes era un poeta rechazado por su humildad

Moreno Jimenes era rechazado por su pobreza y por la imagen que proyectaba, lo que hacía que los intelectuales burgueses y hasta muchos de la Colina  se burlaran de él.  Ellos admiraban el movimiento postumistas y se sentían postumistas, pero rehuían la personalidad humilde del único poeta de esa generación que ha trascendido el tiempo y llegado con inigualable fortaleza hasta hoy.

Mientras Moreno Jimenes vivía acorralado por una espantosa miseria económica, Andrés Brenes dice en 1925,  que Rafael Augusto Zorrilla era un burgués. En su escrito “Rafael Augusto Zorrilla, el discípulo maestro”, Brenes dice: “ese Zorrilla se ha vestido un traje amarillo, y se ha vuelto político. La cordura ha vuelto a él, y no piensa en versos: es un burgués que trabaja, gana un sueldo, como bien y aspira a hacer del presupuesto su mejor libro de versos”. [i]

¿Pero cómo percibían los intelectuales y profesionales de entonces al fundador del Postumismo? ¿Cuál era la situación económica permanente de este?. Veamos algunos  testimonios:

El venezolano Horacio Blanco Bombona, director de la revista Bahoruco, y quien había dirigido la revista Letras, donde se inició el Movimiento Postumista en 1917, dice sobre Moreno lo siguiente: 

Domingo Moreno Jimenes padre del Postumismo

“Nuestro distinguido colaborador, el poeta Domingo Moreno Jimenes, dictó una interesante conferencia sobre temas literarios en San Pedro de Macorís, en el seno de la Sociedad Hermanos Deligne. Moreno Jimenes, que fue cesado en la Escuela Normal Macorisana, sin que se le pagaran los meses de vacaciones a los cuales tenía derecho, merece por su renombre y por su obra, consideraciones que hasta ahora oficialmente no se le han tenido”.[ii]

Juan Bosch rechazó ser designado como sumo pontífice del postumismo

En otro número de Bahoruco, Blanco Bombona insiste:

 “Moreno Jimenes llega como siempre a la redacción de Bahoruco. Coloca su maletín inseparable en una mesa. Toma asiento y comienza a hablarnos maravillas de Santiago de los Caballeros. Allí le acogieron con afecto; recitaron versos suyos en una noche de (…) la Sociedad Amantes de la Luz. Aquello fue una apoteosis para el poeta postumista. “Hemos fundado la primera Universidad Popular de las Antillas en Santiago de los Caballeros”. Allí Moreno Jimenes dicta una cátedra de Estética. Es increíble que habiendo pasado por la Superintendencia de Instrucción Pública dos intelectuales sin envidias, sin egoísmos, con méritos propios, hayan visto con absoluta indiferencia a Moreno, cuya situación económica no admite espera: No se han utilizado los servicios de este destacado aeda nacional, que posee su título de maestro normal y que ha ejercido durante varios años el profesorado con idoneidad. Esa apoteosis que la acogedora Santiago le tributa es en el fondo una protesta por el abandono en que se ha dejado al alto poeta.” .[iii]

Enrique Jiménez, el Padre del héroe Enrique Jiménez Moya, escribió sobre Domingo Moreno  lo siguiente: 

 “Domingo Moreno Jimenes, nuestro más alto poeta, es único en Hispano América. Su originalidad arranca de inconcebibles y misteriosas profundidades cósmicas. El mismo, su doliente figura humana, es errabunda substancia cósmica hecha de tiempo sin espacio. Quien desee comprobar este aserto no tiene más que detenerse y contemplar por un momento sus brotadas pupilas preñadas de un afán de infinito y que en nada se fijan; contemplar sus desacompasados movimientos, su andar indeciso y desequilibrado como si su pesado microcosmos quisiera salir de su centro de gravead, contemplar la desaliñada vestimenta que cubre su mísera substancia corpórea cual un plumaje de plomo que le impidiera volar (…).[iv] Era de conocimiento público su “locura” por la poesía, pero era  “un hombre que  no prueba alcohol y que ignora las drogas. Acaso no se haya embriagado en toda su vida sino de sensualidad. Lo demás es el espectáculo del mundo al través del prisma de su temperamento.”

Rafael Andrés Brenes, destacado que fue también  en el postumismo,  en “El último breviario de Moreno Jimenes” describe la imagen del poeta y las burlas de algunos:

“Una tarde, hace ya tiempo, conversaba yo, (…),  con un miembro de la judicatura nacional (…). Cuando íbamos a separarnos, una persona, desde la acera vecina, gritó tres veces mi nombre: Brenes, Brenes, Brenes.- Tenía un sombrero ridículo sobre la frente; los ojos extraviados; la nariz pequeña; el bigote en desorden; la boca sensual, abierta en el último grito; del óvalo de la cara, asomaban las orejas pequeñas…Un cuello de tela, una corbata negra, un traje de dril oscuro, unos zapatos negros  y empolvados; ésta  era su indumentaria. En una mano, un bastón apuñado a media caña; en la otra, varios libros. Había extendido el cuello y su cara se destacaba del resto de su cuerpo.  El Magistrado y   yo nos habíamos vuelto.- ¿Quién es ese sujeto tan raro? Me preguntó aquel.- Es Moreno Jimenes –Ah! Exclamó y se sonrió irónicamente.- (…), cruce la calle, fui hacia mi amigo, lo estreché junto a mi corazón, y entre preguntas y respuestas seguimos, no importa la dirección, por aquella calle congestionada de gente.

Domingo Moreno Jimenes en 1966

“Ha pasado mucho tiempo, pero aquel Magistrado que es la gran mayoría de un pueblo, no sólo se conforma con sonreír  irónicamente ante Moreno Jimenes, sino, lo que es peor aún, en desconocer los méritos de este auténtico poeta,  cuyo nombre ha de fulgurar en un futuro que tal vez esté próximo, junto al de Rubén Darío (a quien supera desde muchos puntos de vistas) en el cielo de la literatura americana.

“Todos los países latino-americanos se empeñaron siempre en que su representación diplomática y consular fuese confiada a sus poetas y escritores (…). En nuestro país se siguió la misma práctica; pero también como en otras partes, los más hábiles y los menos merecedores de esta distinción (ya que fue siempre distinción de política criolla) fueron los que sacaron mejor partido. Moreno Jimenes, naturalmente, nunca se encontró en el número de los favorecidos; su pan, hubo de ganárselo con más trabajo, pero en una misión más alta: el magisterio. Sin embargo, también en este sector tuvo siempre lugares secundarios, y siempre que, (como en el presente caso, se presentó la oportunidad de ir a la dirección de una escuela, el arribismo se confabuló con la incapacidad, no solo para mantenerlo en un lugar secundario, sino hasta para idear su expulsión del cargo que hoy honra. Pero, ninguna de estas miserias de la vida salpica la blanquísima toga del poeta. (…). Dentro de una miseria que le redime, por su propio esfuerzo único, edita “El Día Estético”, revista de cultura americana, que es voz y eco de la ciencia y del arte, en el amplio horizonte de América.  [v]

Moreno Jimenes se creció en medio del rechazo

Esta era la situación de Domingo Moreno Jimenes al momento del “golpe de Estado”, y se puede decir que así murió décadas después. Sin embargo, como dijo su protector de la revista Bahoruco: “Moreno ha recorrido el país en todas direcciones con su maletín. Ha visto morir el sol en Higuey y en Sabaneta. Si en Lugar de “El Día Estético” vendiera cocaína ya hace mucho tiempo que este trashumante de su isla, estaría rico”.

Primer número de la revista El Día Estético fundada por Moreno Jimenes

Pero su dignidad tocaba el cielo, y los que sintieron aversión hacia él, grandes e importantes poetas de su tiempo, impulsados más por su estatus social que por el valor de sus poesías, hoy son  tristemente casi-desconocidos en la historia de la  poesía dominicana, mientras que él, pobre y casi excomulgado, brilla como el sol  dotado de una fuerza centrífuga digna de tomarse en cuenta. (Autor: Alejandro Paulino Ramos)

(El presente texto escrito por Alejandro Paulino Ramos, fue publicado en la revista Vetas No. 60, en marzo del 2002, con el título “El despojo de Domingo Moreno como el Sumo Pontífice del Postumismo: documentos para la historia del postumismo”.* La versión original, en Vetas, contiene la documentación referida al “golpe de Estado literario” contra el poeta dominicano más importante del siglo XX).

Santo Domingo, D.N.

14 de Febrero 2002.


[i] Andrés Brenes. “Bahoruco, No.142, Oct. 1925).

[ii] Bahoruco, Año 2, No.58, 19 septiembre 1931

[iii] Bahoruco informa y comenta: Moreno Jimenes y Santiago de los Caballeros”. Bahoruco No.85, 26 de marzo de 1932

[iv] Enrique Jiménez. “Dos poetas únicos en Hispano América”.  Bahoruco, Año 6, No.265, 21 septiembre 1935

[v]  “El último breviario de Moreno Jimenes”.  Bahoruco, Año 2, No.56,  3 septiembre 1931. 

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