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El Modus vivendi de 1905 y la Convención Dominico-americana de 1907

Por: Alejandro Paulino Ramos

Durante los primeros años del siglo XX, gobernaron por cortos períodos de tiempo, cinco gobiernos (1899 a 1911), encabezados por Horacio Vásquez, Juan Isidro Jimenes, Alejandro Woss y Gil, Carlos Morales Languasco y Ramón Cáceres. A consecuencia de las luchas caudillistas, Woss y Gil ascendió a la presidencia apoyado en antiguos lilisitas. Su gobierno se caracterizó por el desorden en las finanzas y el peculado; los empleados no recibían sus sueldos y los interventores de las aduanas distraían en su provecho las entradas fiscales; la corrupción era la norma de la administración pública.

El Laudo Arbitral de 1904

Además, desde el gobierno se negociaba para ceder las bahías de Samaná y de Manzanillo a los Estados Unidos, y renegociaba la deuda externa, que se había convertido en un dolor de cabeza, para todos los mandatarios de principios del siglo XX. Esta situación hizo que el gobierno acordara una forma de pago, comprometiendo los ingresos aduanales, lo que incluyó la existencia de un consejero financiero; este acuerdo fue conocido como el “Laudo Arbitral” de 1904.

Esta era la situación política de los primeros cinco años del siglo XX. Los bolos-jimenistas, disgustados con los lilisistas por haber sido excluidos del gobierno, y los coludos-horacistas con su líder en el exilio, se unificaron para derrocar a Woss y Gil y en su lugar llevar a la presidencia a quien había sido sacerdote católico, Carlos Morales Languasco. Inaugurado el gobierno provisional, los jimenistas esperaban que su líder fuera llamado a ocupar la presidencia, lo que no sucedió. Languasco prefirió lanzar sy candidatura junto a Ramón Cáceres, ya que Horacio Vásquez se había quedado en el exilio, mientras los bolos llevaron la candidatura Juan Isidro Jimenes-Miguel Pichardo.

Durante la presidencia del general Ramón Cáceres se firmó la Convención Dominico-americana de 1907. Fondo: AGN.

Las elecciones fueron ganadas por Jimenes, pero Morales intentó quedarse con el gobierno lo que hizo que el candidato triunfador encabezara la revuelta conocida como de “la Desunión”. La guerra civil enfrentó de nuevo a bolos y coludos. En medio del conflicto armado, barcos norteamericanos recibieron disparos, los que fueron respondidos por el crucero Newark, cañoneando a Villa Duarte y desembarcando marinos norteamericanos para perseguir a los revolucionarios que acampaban en la zona.[i]

El conflicto finalizó con un pacto del gobierno con las fuerzas jimenistas, a los que dio cargos importantes en provincias. Además, el gobierno se comprometió con los americanos y la compañía Santo Domingo Improvement a negociar la entrega de las aduanas a funcionarios designados por las autoridades americanas y a permitir la construcción de faros que facilitaran la navegación hacia Panamá.  En enero de 1904 se llamó a elecciones en las que salieron vencedores, sin oposición, Carlos F. Morales Languasco y Ramón Cáceres como vicepresidente.

El Modus Vivendi, 1905

En las negociaciones del gobierno de Morales con los Estados Unidos, se decidió la entrega de las aduanas del país a funcionarios designados por los americanos, quienes se encargarían de ceder el 45 % de los ingresos para el gobierno dominicano, 55 % para el pago de las deudas, y 5 % para los gastos de la Receptoría General de Aduanas, recién creada. Ese acuerdo, firmado el 20 de enero de 1905, fue conocido como el “modus vivendi”, y aunque no fue reconocido por el Congreso de los Estados Unidos, estableció la prohibición a nuevas reformas arancelarias sin el consentimiento de los norteamericanos.[ii]

Se tiene como honrada y progresista la gestión gubernativa de Morales Languasco y en su gobierno se hicieron algunas obras públicas, como la de llevar las líneas telefónicas al Cibao, reorganizar las finanzas, poner atención a la educación pública, arreglar las calles de la ciudad de Santo Domingo, y construir el Matadero; pero las revueltas de los jimenistas amenazaron con llevar nuevamente el país hacia el caos, y el gobierno se vio afectado por el enfriamiento de las relaciones con el horacismo, lo que era igual que llevar la pugna entre el presidente y el vicepresidente. Esta situación motivó el acercamiento del presidente Morales con fuerzas ligadas al jimenismo y con el velado apoyo de los Estados Unidos, con quienes mantenía buenas relaciones, decidió el 24 de diciembre de 1905, reorganizar su gobierno a través de un fracasado auto golpe de Estado que lo obligó a renunciar a la presidencia. En su lugar fue juramentado quien ocupaba la vicepresidencia. Ramón Cáceres tomó posesión el 12 de enero de 1906.

Gobierno de Ramón Cáceres, 1905-1911

Uno de los problemas enfrentados por el gobierno de Ramón Cáceres, fue el de la pacificación de la línea noreste, debido a que los movimientos armados conspiraban contra la paz y la estabilidad económica. En 1906 la situación se hizo insostenible, obligando a las autoridades a tomar medidas drásticas. El  presidente se trasladó en persona a la zona de la rebelión con importantes fuerzas militares, a la vez que imponía la Ley marcial. Los operativos militares aniquilaron toda resistencia, facilitando un periodo  de tranquilidad que solo fue entorpecido con el atentado que puso fin a la vida de Ramón Cáceres a finales de 1911.

Durante el período se produjo un significativo mejoramiento de la economía y tomaron medidas para reorganizar la administración pública; fue modificada la Constitución para ampliar los periodos de gobierno a seis años en vez de cuatro, y fue suprimida la vicepresidencia. Se inició la construcción de las tres principales carreteras del país, mejoraron las condiciones sanitarias de las grandes ciudades y se empleó tiempo y recursos en la pacificación del país. Además, se procedió a la ampliación del ferrocarril, repararon los puertos y se puso atención a la instrucción pública.

La Receptoría General de Aduana, bajo control americano, era la responsables de administrar el cobro de los impuestos de República Dominicana. Fondo: Archivo General de la Noción

Convención Domínico-Americana, 1907

En el ámbito financiero, Cáceres se mostró partidario de la renegociación de la deuda externa y la ratificación del modus vivendi; además de la obtención de un préstamo de 20 millones de dólares, gestionado en los Estados Unidos con una firma bancaria de Nueva York. El préstamo fue hecho a través de la emisión de bonos a un interés del 5 % anual y pagadero en 50 años. La deuda dominicana alcanzaba los $31,800,510 en 1907 y para el reajuste de la misma fueron utilizados 17 millones y los 3 restantes, tomados para dar inicio a la construcción de las principales carreteras del país. Mediante este acuerdo, que se conoció como Convención Domínico-Americana de 1907, se entregó el control de las Aduanas al gobierno de los Estados Unido[iii]s. La convención especificaba que República Dominicana no podía aumentar la deuda pública sin el consentimiento de las autoridades norteamericanas.

La Convención Domínico-Americana fue firmada el 8 de febrero de 1907, y establecía: 1) destinar el 50 % de los ingresos de Aduanas al pago de la deuda externa, el 5 % para los gastos de la Receptoría de Aduanas y el 45 % para los gastos del Estado, 2) emisión y venta de bonos de la República por la suma de $20,000,000 al 5 % de interés, recursos destinados a la amortización de la deuda, 3) una parte sobrante de ese dinero debía ser utilizado para finalizar concesiones y monopolios sobre algunos puertos, 4) otra parte del sobrante para dedicarlo a la construcción de obras públicas, especialmente puentes y carreteras, 5) los Estados Unidos nombrarían el receptor de Aduanas y serían los responsables de las recaudaciones aduanales en toda la República, y 6) hasta que la República Dominicana no pagara el total de los bonos, dicha deuda no sería  aumentada sin previo acuerdo y autorización de los Estados Unidos.[iv]


[i] José Ramón López, “La industria azucarera dominicana a principios de siglo”. Santo Domingo, Ciencias, 2(3):136, julio-septiembre de 1975.

[ii] S. Welles, La viña de Naboth. T. II, pp.106-107.

[iii]

[iv] Cyrus Veeser, “El protectorado de los Estados Unidos”, en: Historia general del pueblo dominicano. Tomo IV. Santo Domingo, ADH, 2019, p. 226 y ss.

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